viernes, 4 de noviembre de 2011

Algo nuevo que contar


¿No te ha pasado alguna vez que llegas a algún lugar y por más lejos que sea de dónde vives, te parece que sigues estando en casa? Bueno a mí me ha pasado algo parecido, no del todo real porque yo vivo aquí y aunque es mi lugar de residencia actual, realmente no soy “autóctona” de la zona, soy de allá por el Caribe, ya saben, unas millas más al oeste.
Siguiendo con la historia, les contaba que he ido a un sitio de vacaciones y aunque es una isla mediterránea bastante exótica y singular, tiene semejanzas con el lugar donde vivo, Guernica, Vizcaya, en el País Vasco.
Córcega es hermosa. La concatenación de las olas del mar Mediterráneo, su arena de un verde azulado y sus montañas con frondosos y variados árboles, dibujadas por estrechas carreteras de curvas sinuosas que te permiten experimentar con cierto temor un paseo por el borde de sus acantilados… es incomparable. Vizcaya también presenta curvas, barrancos y verdor en su orografía, que también culmina en las aguas del tempestuoso mar Cantábrico, también hermoso.
Ahora que lo conozco, cada vez me gusta más lo salvaje de estos paisajes, los colores tan vivos y drásticos. Hace unos años estando en mi tierra natal vi una peli del excelente actor francés, Jean Reno, que se desarrollaba en Córcega -conocida también como la Isla de la Belleza- y dije: … ¡esa isla la tengo que conocer! Y así ha sido. Aunque les tengo que confesar que he vuelto a ver la película y aunque no me arrepentiré nunca de estas vacaciones, la realidad supera con creces lo que se puede apreciar en el filme. He llegado a la conclusión que en su día, me impresionó lo desconocido.
La música corsa, de la que pude disfrutar en vivo de la mano de unos excelentes trovadores nativos, también se asemeja mucho a la música vasca. Suena fuerte, profunda, se nota que viene de muy dentro.
Que los corsos hayan sido muchas veces –para su gusto demasiadas- invadidos, colonizados, y vendidos, por griegos, italianos, franceses; los hace profesar un sentimiento patriótico, nacionalista y de arraigo a su tierra, a sus costumbres y a su idioma, que igualmente puede ser comparable con el pueblo vasco, pues al menos donde yo vivo he encontrado muchas personas con el mismo fuerte sentimiento de tener autonomía y de conservar su idiosincrasia e identidad.  Esto los hace ser diferentes y auténticos, sin siquiera proponérselo.
Ojalá me tropiece con más frecuencia con películas que me hagan visitar sitios, que me hagan conocer otras culturas, que me hagan reflexionar al punto de lograr escribirles mis impresiones, de la forma que pueda, incluso sin ser lo que mejor se me da.


Reflexiones de una cubana en Euskadi

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